La ideología del carnicero Joseph Kony y su Lord's Resistance Army está basada directamente en la ideología Cristiana.
Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú
Recientemente, un video de la organización Invisible Children que llama por la captura de Joseph Kony ha comenzado a causar gran controversia a nivel global. A pesar de innegables errores en la técnica del video, – una particular crítica dirigida al director utilizando a su hijo para explicar importantes detalles de un serio conflicto civil (¿a qué clase de audiencia cree que su video va dirigido, señor Russell?)- me parece sumamente acertado el mensaje subyacente de la causa: Joseph Kony debe de ser capturado (o asesinado) y su ejército debe desbandarse.
Pero el director Jason Russell comete otro evidente error, uno mucho más serio que embelesar a sus seguidores usando la dudosa ternura de su hijo.
Durante el video, el señor Russell muestra y cita un documento redactado por la Corte Criminal Internacional, donde plantea la premisa que el carnicero Kony y su ejército no están luchando por ninguna causa y que sólo perpetúan el combate para mantener su poder. En el 2012, no dudo que esto sea verdad. Pero al enmarcar de esta forma al conflicto civil de Uganda, Invisible Children desecha cualquier análisis crítico que ilumine el origen de la guerra y concretamente, el origen del ejército de Joseph Kony. Con esto, el carnicero queda sin pasado y su hueste sin base ideológica alguna.
Y no hay que ir muy lejos para remediar el error, pues el mismo nombre de la horda de niños asesinos liderado por Kony nos ilumina lo suficiente: Lord’s Resistance Army (Ejército de Resistencia del Señor). Y… ¿a quién creen que Kony se refiere con “Señor” cuando fundó su movimiento? Pues naturalmente a quien otros dos mil millones de personas en el mundo consideran su protector, guardián y amigo: al dios del cristianismo.
Como contexto histórico, es relevante mencionar que el Lord’s Resistance Army (LRA) se formó en 1987 bajo el nombre del Lord’s Salvation Army y en 1992 cambia su nombre al conocido actualmente. Su fundador, el muchacho Joseph Kony, nació en 1961 y en su momento fue un ferviente monaguillo católico que declaraba ser profeta religioso y espiritista. Afirmaba seguir las órdenes directas de dios para reemplazar al gobierno de Uganda con uno regido por los Diez Mandamientos de la Biblia. Es importante mencionar que Uganda se encontraba en una terrible turbulencia política después del sangriento régimen de Idi Amín Dada, considerado por muchos como uno de los gobiernos más brutales de la historia moderna.
Así que, para el joven carnicero/monaguillo, su objetivo principal era gobernar Uganda de acuerdo a los diez mandamientos bíblicos. Aunque para defensa de cualquier lector que se considere seguidor de Cristo, cabe subrayar que pesar de su ideología cristiana, el ideario de su movimiento es un sincretismo de diversas religiones y corrientes de misticismo y superstición.
Y al profundizar más en el necesario contexto histórico, uno se encuentra también con la sangrienta dimensión de los conflictos y las tensiones étnicas que han afligido al continente africano por décadas, en el caso de Uganda, residuos del colonialismo británico. Conflictos que influyeron de forma importante en la fundación del LRA y en las cuales Kony tomó parte, en su inicio como defensor de los Acholi en contra de los Kakwa y Lugbara, aunque ahora, al parecer, como defensor sólo de su propia megalomanía.
Reitero que no pretendo infamar la causa de Invisible Children. Necesario y justo es que Joseph Kony sea enjuiciado o pasado por las armas. Pero como en cualquier otra causa social o política, es fundamental conocer el contexto histórico de aquello que se pretende apoyar; ligeros detalles que el video ni siquiera se esfuerza en transmitir.
Y como argumento final: si la causa de Invisible Children se basa en la protección de los niños en Uganda, no está de más mencionar que el ejército nacional de Uganda, (sí, aquel a quien las tropas de Estados Unidos están apoyando e instruyendo) también utiliza a miles de niños dentro de sus filas.
Pero en fin…
Nada es perfecto en este mundo.
Aunque, sin excusa alguna, en el caso del carnicero Kony, mi deseo es que encuentre uno de los “ierros” que Gonzalo N. Santos aplicaba a sus enemigos políticos: encierro, destierro o entierro.